Vi esta película dirigida por Christophe Barratier hace unos tres años, cuando estudiaba francés. La verdad, la busqué solo para escuchar el acento de la lengua francesa más que por curiosidad de cinéfilo. Sin embargo, apenas comencé a verla, dejé a un lado la sonoridad del francés y me detuve a observar cómo se desarrollaba la trama.


¿Pero son los niños, todos los niños, los beneficiarios de la ayuda dada por Mathieu? Me hago la pregunta porque el contrato que debe establecerse entre el prefecto y TODOS los niños no es explícito; Mathieu los pone a cantar, sin siquiera decirles "quiero hacer un coro"... El verdadero contrato, creo, es aquel que específicamente se da entre Mathieu y Morhange cuando, al Morhange ser escuchado por Mathieu cantando, este le exige (¡vaya contrato!) que asista a los ensayos del coro. Morhange tenía una voz excepcional, Mathieu lo nota y por eso lo obliga a participar en el coro, puesto que percibía que el aparente delincuente Morhange no era sino solo un disfraz (probablemente era un rebelde sin causa que se sentía abandonado por la madre, una mujer que, sin embargo, se preocupaba demasiado por su hijo... El sentimiento de Morhange hacia su madre es materia prima para psicoanalistas, sin duda, pero creo que ese lado de la película no está lo suficientemente explotado como para que se haga evidente la causa de la rebeldía del muchacho).

P.D.: Habría esperado que la musa que ayuda a escribir entradas de blogs bajase para que me socorriese esta noche. Obviamente no bajó, y si bajó no me ayudó. En fin... Me he propuesto como tarea retomar este espacio. La tarea es difícil, pero sabiendo que escribir este blog es parte de mi ejercicio de escritura, pues no me preocupo mucho por el hecho de que la entrada haya quedado poco llamativa... Ya vendrán otras entradas mejores.
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